En todo educador, el ejercicio de la autoridad en sus justos límites requiere de un aprendizaje nada fácil, es un problema que permanece siempre y en cuya resolución hace falta un equilibrio y mesura que reclaman una auténtica madurez humana.
En la convivencia se ponen a prueba las actitudes previas a la confianza o afines a ella. Éstas son:
– La ESTIMA que se tiene a los hijos ayuda a asentar en bases muy firmes la valoración de su dignidad humana.
– El PROGRESO (o mejora) no sólo es posible sino necesario; los educadores van acumulando experiencias en las relaciones interhumanas, concluyendo que pueden rectificar su opinión sobre los niños al ofrecerles nuevos datos.( No es bueno dejarse llevar por las primeras impresiones).
– La COMPRENSIÓN sigue un proceso por el cual nos vamos aproximando cada vez más al punto de vista del otro. Es posible un continuo esfuerzo por despegarse de los propios modos de pensamiento ( en lo opinable) y de las actitudes personales que son necesarias para comprender con más eficacia.
– La ACEPTACIÓN crece y se hace más completa conforme la relación con los hijos adquiere mayor intimidad. El trato lima asperezas y evita choques. Es precisa una convivencia familiar intensa, frecuente y abierta para un mayor conocimiento positivo de cada uno.
El refuerzo de estas actitudes impide el desarrollo de las opuestas. Así, puede conseguirse una mayor confianza aprovechándose muchas más ocasiones o ampliando la base poco a poco.
El niño debe sentirse querido, estimado
Como educadores es bueno que comprendamos que los niños sientan el amor y les encanta sentirlo, experimentarlo. Ellos, al no tener experiencia, no saben cómo y cuándo se da el amor. Ahora bien, podría ser que sus ansias de amor, de felicidad, se fueran cortando, defraudando, a causa de las personas que les rodean, a causa de los acontecimientos que les ocurren.
Estas personas y acontecimientos que se mezclan con la vida íntima del niño constituyen los elementos de la educación o su mala educación.
Dice el niño: sintiéndome amado llegaré mucho más lejos.
Una gran lección educativa es rectificar, reconocer el error o la incapacidad, pedir perdón y perdonar. Con el conocimiento nos viene la posibilidad de rectificar.
Al sentirse útiles, progresan ¡Cómo les gusta a los niños sentirse útiles!
Lo que más les cuesta a los niños es creer que realmente pueden ser útiles a la familia, a sus padres, hermanos, abuelos o parientes que viven con ellos.
Es posible que esto sea así porque están acostumbrados a que todo lo haga su madre o alguno de los mayores. Sin embargo, observamos que siempre necesita hacer algo y que esto sea valorado, sentirse útil.
Podemos preguntarnos:
– ¿Cuántos cuadros, dibujos o garabatos hechos por nuestros hijos hemos colgado en alguna parte de nuestra casa?
Ellos han podido sentirse útiles y comprobar que sus pequeñas creaciones han embellecido el hogar que comparten con otros.
Confianza y educación de la voluntad
Llave maestra que abre todas las puertas de nuestro propio conocimiento y de los que nos rodean. Actitud que es útil para la convivencia entre los hombres; que todo contacto o relación se convierta en ocasión de mejora, de desarrollo y de mayor rendimiento.
Cómo conclusión podemos decir que: Saber reforzar los pequeños logros animará al niño a esforzarse, a luchar por terminar los trabajos.
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