En el centro de la educación de la voluntad está el respeto a la libertad del niño. Todo lo que haga ha de llevarme a la felicidad del niño. Quien no enseñe, con su ejemplo, a vivir este minuto de felicidad a los niños, está haciéndoles daño.
Los errores más graves del educador
Estos errores frenan la inteligencia e inhabilitan para tener una voluntad firme, segura y operativa a lo largo de toda la vida.
1º- DESCONFIANZA; estar a la defensiva, esperando las equivocaciones y los errores. Recelos. Desasosiego ante el niño.
2º- SOBREPROTECCIÓN; querer evitar todo tipo de peligros o riesgos. Interferencias continuas en las áreas propias de la actividad natural del niño o de sus intereses.
3º- AUTORITARISMO; todo ha de pasar por las manos y el control autoritario, pues él es el centro.
4º- PESIMISMO- NEGATIVISMO; lleva a resaltar los defectos y facetas negativas del proceso educativo, dramatizando las situaciones y usando los castigos como medio educativo.
Algunos ejemplos positivos de buenas actuaciones educativas
El crecimiento en los niños va acompañado, si el clima familiar es apropiado, por una mayor valentía en afrontar situaciones nuevas o difíciles. Debemos facilitar todas las situaciones que aumenten la autoconfianza, autoestima, independencia y responsabilidad.
La actitud de confianza nos lleva a estar atentos a cualquier sugerencia, a cualquier ejemplo que nos muestre cómo hacer una mejor educación. Confianza, paciencia y habilidad por parte de educadores, refuerzan los deseos de ser sinceros, ayudan a entender mejor el valor de esta virtud.
El buen educador sabe crear el clima para estimular la sinceridad. Si nuestros modos resaltan la frialdad o autoritarismo, incluso la indiferencia, tengamos por cierto que los niños lo cumplirán, pero no lo vivirán.
La formación integral completa
No hay verdadera y profunda educación si el trato no se individualiza, se personaliza. El maestro, al igual que los padres, se ha de percatar de esta necesidad (estar con cada uno a solas, tratarle individualmente).
Es bueno no intervenir demasiadas veces en las actividades de los niños, pero sí estar continuamente dispuestos y a la vista para que puedan consultar las cosas. No perderles de vista con mirada amable y atenta. Atención y amabilidad combinada dan un excelente resultado.
Con amabilidad respetamos su libertad; pero resultamos fácilmente accesibles cuando ellos consideran que no saben continuar sin nuestro consejo.
La actitud del padre o de la madre o de sus colaboradores deberá dejar claro, en momentos muy precisos, que hay una necesidad superior a toda explicación. – Lo hago porque es lo mejor para ti.
Educar a los niños es conseguir dar vida en ellos a una serie de hábitos buenos:
– Saludar con afecto a sus padres
– Respetar a los mayores
– Tener ordenada la habitación
– Comer bien
– Ir a dormir a la hora
– Cuidar la higiene personal
– No usar nada que no sea propio
– Estudiar lo que se debe y a su tiempo, etc.
Junto con el ejemplo y el mando hay que proponer que vayan también unas razones, dichas según la edad y el momento, pero que alimenten la inteligencia del niño. Sepamos dar razones de nuestro comportamiento adecuadas al niño.
El niño piensa y calibra las cosas y los hechos, a veces mejor de lo que imaginamos. Lo que ciertamente le falta es la amplitud, la visión de conjunto. Esto llegará y cuando llegue encontrará unas sólidas razones, verdaderas, que hemos sabido indicarle entre todos y a su debido tiempo. La pregunta de un niño o de una niña, exige siempre una respuesta.
Como resumen podemos decir, que el fundamento de la educación está en nosotros mismos. El amor es el medio para educar, y el ejemplo es el mejor instrumento para ser eficaz. Para educar mejor también sirve estudiar, preguntar, consultar a los profesionales.
Recent Comments