Dpto. Religión

4º ESO

Curso 2008/09

AÑO 1717 /  FUNDACIÓN DE LA MASONERÍA EN LONDRES

Pablo Luna

                                                                                                                

Historia;  Doctrina; Declaraciones de la Santa Sede; Bibliografía.

 

Historia. La Masonería propiamente dicha surgió en 1717 por obra de los pastores protestantes ingleses Anderson y Desaguliers, continuadores del movimiento espiritual inspirado por Comenio. Recibe una estructuración sistemática y definida en 1723, cuando publica Anderson The Constitutions of the Free-Masons. En menos de seis años, llegó a ser la Gran Logia de Inglaterra. Este órgano es la logia general ‘madre’ de los masones en el mundo, y de ella han derivado todas las logias importantes y reconocidas.

La Gran Logia de Toda Inglaterra se formó en York en 1725, la de Irlanda en junio del mismo año, y la de Escocia en 1736. La sección de York se puso bajo la jurisdicción de la Gran Logia de Londres a finales del siglo XVIII. Desde entonces, la Masonería recogió las influencias de las corrientes intelectuales del enciclopedismo del s. XVIII y del racionalismo y liberalismo del s. XIX. Se difundió muy rápidamente por Europa: en 1721, se constituyó la primera logia en Francia; en 1717, en Rusia, establecida por Pedro I; en 1723, en España; en 1734, en La Haya; en 1738, en Boston; etc.

Símbolo de la Masonería

 La establecida en Francia, de origen escocés, estuardista, fue favorecida por el espíritu racionalista francés; estableció como rito el «escocés antiguo y aceptado» frente al de York de las logias inglesas; y, en 1738, al fundarse la Gran Logia de Francia, la francesa quedó desvinculada de la inglesa, encontrándose desde entonces en abierta oposición. De esta división nacieron las tres ramas principales de la Masonería actual: Rito inglés, Rito escocés, Rito simbólico francés. Frente al carácter aristocrático y puritano de la Masonería inglesa, la francesa evolucionó hacia un difuso deísmo, inspirado en el racionalismo naturalista que poco a poco le hace perder el matiz religioso que tenía aquélla; más adelante, en un segundo proceso de transformación, cambia su concepción de una base aristocrática de la sociedad por una estructura más democrática, intelectual y politizada.

 En 1804, la Gran Logia General de Francia se convierte con Napoleón en el primer centro impulsor de la Masonería en Europa, siendo designado gran maestre José Bonaparte. El predominio de la Masonería francesa en Europa origina una escisión interna en el universalismo de la misma. La inicial ruptura de las logias francesas, por motivos religiosos, se acentúa más aún a mediados del s. XIX, cuando la Gran Logia de Francia suprime la obligación del lema «A la Gloria del Gran Arquitecto del Universo», quedando separada por ello del cuerpo masónico general y siendo repudiada por la Gran Logia unida de Inglaterra.

Masonería en España. El tipo de Masonería explicado hasta ahora no fue exactamente el que arraigó en los países latinos, concretamente en Italia y España, en los que la Masonería se ha considerado siempre como sociedad secreta con fines más secretos aún, claramente anticatólica y muy vinculada a la actividad política.

Templo masónico

 Doctrina

 Según los ritos inglés y escocés, la Masonería es «un hermoso sistema de moral revestido de alegoría e ilustrado con símbolos». Uno de sus adeptos precisa sus objetivos y la define así: «la Francmasonería es una asociación universal, filantrópica, filosófica y progresiva, que procura inculcar en sus adeptos el amor a la verdad, el estudio de la moral universal, de las ciencias y de las artes, los sentimientos de abnegación y filantropía y la tolerancia religiosa; que tiende a extinguir los odios de raza, los antagonismos de nacionalidad, de opiniones, de creencias y de intereses, uniendo a todos los hombres por los lazos de la solidaridad y confundiéndolos en un mutuo afecto de tierna correspondencia» (J. Truth)

De este texto y de las definiciones dichas, parece que la finalidad de la Masonería es el ser una reunión de hombres que creen en Dios (Ser Supremo), que respetan la moral natural y quieren conocerse y trabajar juntos a pesar de la diversidad de opiniones religiosas, o de su pertenencia a confesiones o partidos opuestos.

 Sin embargo, al extenderse la Masonería por Europa, esa finalidad filantrópica y humanitaria que en sus principios se proponía la Masonería no se mantuvo. Al lado de la Masonería propiamente dicha, ordinaria, oficial, ortodoxa, surgieron numerosas sectas, unas particularmente herméticas y otras netamente políticas.

El paso definitivo de esta ruptura lo dio el Gran Oriente de Francia en 1877 al borrar de sus estatutos la obligación, hasta entonces exigida, de la creencia en el Ser Supremo al que dan el nombre de Gran Arquitecto del Universo. De resultas de esta actitud se siguió la condena de la Gran Logia de Inglaterra contra el Gran Oriente francés. La posición adoptada por la Masonería francesa era consecuente con la actitud anticlerical, laicista y racionalista que sus miembros propugnaban. El paso francés fue secundado por muchos Orientes y Logias, tanto europeos como hispanoamericanos, que no admitieron «como primera condición para ser miembros de la masonería la creencia en el Ser Supremo, condición ante la que no cabe ningún compromiso»

La encíclica Humanum genus de León XIII sirve de base para el desarrollo y análisis de la doctrina propugnada por la Masonería Puede analizarse su doctrina desde el punto de vista religioso, desde el punto de vista moral, y desde el punto de vista filosófico

Desde el punto de vista religioso, la Masonería proclama como principio básico e incontrovertible la independencia absoluta de la razón humana frente a cualquier autoridad o enseñanza. Consecuencia de esta radical decisión es la negación de la mayor parte de deberes con Dios y el indiferentismo. Todas las enseñanzas de la Iglesia no serían más que mitos de los que el hombre moderno y culto debe librarse. En la recepción de los grados supremos es de rigor la apostasía, bien de manera expresa, bien mediante la realización de acciones sacrílegas que la suponen. Como la Iglesia Católica afirma ser la encargada de trasmitir la enseñanza de Cristo, la Masonería cae fácilmente en el deseo de combatirla; no es de extrañar que una de las metas más codiciadas de la secta haya sido la de «suprimir la sagrada potestad del Romano Pontífice y destruir por entero el Pontificado, instituido por derecho divino».

Aunque suelen hablar de un Ser Supremo con el nombre de Gran Arquitecto del Universo, éste resulta bien distinto del Dios de la revelación cristiana, trascendente al mundo, providente, personal. Para la Masonería, Dios viene a ser una palabra del vocabulario de los pueblos infantiles, que se repudia cuando se alcanza la madurez de la civilización. Tal madurez supone la emancipación de la humanidad de cualquier tipo de «esclavitud», civil, religiosa y moral

La moral masónica. Como consecuencia inmediata de esta vaga moral naturalista, se sigue fácilmente la negación de toda norma moral objetiva, es el relativismo moral, que puede llegar, en la teoría y en la práctica, a sostener el principio de que el fin justifica los medios.

José Bonaparte

Desde el punto de vista filosófico, la Masonería acepta y patrocina todas las teorías que no pretendan para sí la exclusividad de la verdad. Es un sistema ecléctico en el que, rechazando toda apertura a lo sobrenatural, caben tanto el ateísmo como el panteísmo, el iluminismo o el espiritismo, las doctrinas maniqueas como el politeísmo. En la Masonería caben todos los sistemas filosóficos con tal que no tengan un contenido católico.

Declaraciones de la Santa Sede

La primera intervención, antes de la división de la Masonería, es de Clemente XII el 24 abrIL 1738 con la Constitución In eminente en donde condenaba la doctrina masónica y la adscripción a las logias.

Posteriores condenas son las de Pío VII, con la Constitución Ecclesiam a Iesu Christo, de 12 septiembre 1821; León XII, con la Bula Quo graviora, de 13 marzo 1825; Pío VIII, con la Encíclica Traditi, de 21 mayo 1829; Gregorio XVI con la Encíclica Mirari vos de 15 agosto 1832; Pío IX, con las Encíclicas Qui pluribus de 9 noviembre 1846 y Quanta cura de 8 diciembre 1864; bula Apostolicae Sedis de 12 oct. 1869

Documento importante en la encíclica Humanum genus, 20 abril 1884, de León XIII, donde se exponen los fundamentos últimos de la secta y los peligros que entraña para la fe.

El Código de Ley Canónica actual (promulgado en 1983) no habla explícitamente de la Masonería -como el anterior de 1917- sino que se limita a la siguiente advertencia general contra ese tipo de asociación:

 Canon 1374: "Quien se inscribe en una asociación que maquina contra la Iglesia debe ser castigado con una pena justa; quien promueve o dirige esa asociación, ha de ser castigado con entredicho".

Algunos obispos pensaron que este canon ya no aplicaba a la Masonería. Estimaban que ésta había evolucionado y que ya no "maquinaba" contra la Iglesia. Sugirieron que se podría abrogar la prohibición contra la entrada de católicos en las logias masónicas. Las declaraciones oficiales de la Iglesia desde el 1983 han dejado muy claro que esto no es posible.

Declaración sobre las Asociaciones Masónicas, Quaesitum est. 

Congregación para la Doctrina de la Fe. - 26 de noviembre, 1983.

 "Se ha cuestionado sobre si ha habido algún cambio en la decisión de la Iglesia en respecto a las asociaciones masónicas ya que el Código de Ley Canónica, a diferencia del anterior, no las menciona expresamente. Esta sagrada congregación está en posición de responder que esta circunstancia se debe al criterio editorial que se siguió también en el caso de otras asociaciones que tampoco se mencionaron en cuanto que están contenidas en categorías mas amplias.

 Por lo tanto, el juicio negativo de la Iglesia sobre las asociaciones masónicas se mantiene sin cambios ya que sus principios siempre se han considerado irreconciliables con la doctrina de la Iglesia ("earum principia semper iconciliabilia habita sunt cum Ecclesiae doctrina") y por lo tanto se continúa prohibiendo ser miembro de ellas.

 Los fieles que se inscriben en asociaciones masónicas están en estado de pecado grave y no pueden recibir la Santa Comunión. No está en la competencia de las autoridades eclesiales locales el impartir un juicio sobre la naturaleza de las asociaciones masónicas que implicase una derogación de lo que se ha decidido arriba, y esto en línea con la declaración de esta sagrada congregación promulgada el 17 de febrero de 1981".

Bibliografía

- Gran Enciclopedia Rialp (GER)

- Gran Enciclopedia Larousse

- corazones.org