Las
Guerras de religión de Francia fueron una serie de
enfrentamientos civiles que se desarrollaron en el Reino de
Francia durante la segunda mitad del siglo XVI. Se distinguen
hasta ocho guerras distintas acontecidas entre 1562 y 1598, si
bien la violencia fue constante durante todo el período.
El
detonante de las Guerras de Religión fueron las disputas
religiosas entre católicos y protestantes calvinistas, conocidos
como hugonotes, exacerbadas por las disputas entre las casas
nobiliarias,en especial los Borbón y los Guisa.
La
guerra civil francesa tuvo dimensiones internacionales, implicando
en la lucha a la gran potencia protestante del momento, la
Inglaterra de Isabel I, con la máxima defensora del catolicismo
tridentino, la España de Felipe II. Debido a ello, el conflicto
influyó de manera determinante en el éxito de la rebelión de las
Provincias Unidas contra el dominio español y en la expansión de
las confesiones protestantes en el Sacro Imperio Romano, regido
por el tío de Felipe II, el emperador Fernando I de Habsburgo.
El
conflicto acabó con la extinción de la dinastía Valois-Angulema y
el ascenso al poder de Enrique IV de Borbón, que tras su
conversión al catolicismo promulgó el Edicto de Nantes en 1598,
garantizando la libertad de los protestantes.
Hay
autores que no hablan de "Guerras de religión" sino más bien de
guerras políticas con la excusa de la religión en donde se
conquistaban territorios, se ponían y quitaban reyes y se
alteraban las dinastías reinantes.
Lo que se denomina Primera Guerras ocurrió entre 1562 y 1563. Los
Hugonotes pidieron ayuda a fuerzas extranjeras con lo que se
internacionalizó el conflicto. Se firmó la paz con el Edicto de
Amboise, por el cual las ciudades de Ruán, Orleans y Lyon
volvieron al control de los católicos. Se garantizó la libertad de
conciencia a los hugonotes y autorizó el culto protestante de
puertas adentro para el pueblo llano, y abiertamente en las
propiedades de los nobles, abriendo así un periodo de tolerancia
civil.
La segunda guerra: Tras cuatro años de paz, se reiniciaron
las hostilidades en 1567 por tres razones: el fracaso de la
aplicación del edicto de Amboise en las provincias, las tensiones
internacionales y la rivalidad cortesana entre el Príncipe de
Condé y el joven hermano del rey, Enrique, duque de Anjou, de
apenas dieciséis años.

Louis prince de
Condé |
Los líderes hugonotes, dirigidos por Condé intentaron
apoderarse de la familia real. La reina madre, confiada en su
política de concordia, se sintió ultrajada por el ataque de
Condé, decidiéndose a castigar violentamente a los traidores.
Los dos ejércitos se vuelven a enfrentar y otra vez los
protestantes son derrotados en la Batalla de Saint-Denis, pero
el Condestable de Montmorency muere en la batalla. La reina
madre nombró entonces a su adorado hijo Enrique de Anjou
teniente general del ejército, a pesar de las protestas. El
joven de 16 años fue incapaz de detener el avance hugonote, y,
finalmente, el debilitamiento de los dos bandos llevó a la
firma de la Paz en Longjumeau el 22 de marzo de 1568. A cambio
de licenciar a los mercenarios suizos y volver a imponer sin
restricciones el Edicto de Amboise, los hugonotes se
comprometieron a devolver sus conquistas.
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Tercera guerra: Pero la paz de Longumeau no supuso el fin
de los enfrentamientos, ya que los protestantes se negaron a
abandonar las plazas que habían conquistado. Con el apoyo de los
príncipes protestantes del Sacro Imperio, los hugonotes pronto
volvieron a la ofensiva. No obstante, los realistas los derrotaron
una vez más en la batalla de Moncontour, con lo que los hugonotes
se fortificaron en torno a su baluarte de La Rochelle. La reina
madre intentó una nueva pacificación: el Edicto de Saint-Germain,
en el que se reinstauraba la libertad de conciencia y culto, y
convertía La Rochelle, Cognac, Montauban y La Charité en plazas
francas para los hugonotes. Las propiedades incautadas a los
mismos les serían devueltas. Ninguna de las partes se sintió feliz
con esta nueva pacificación.
Cuarta guerra: Como resultado de la paz de Saint-Germain,
el líder hugonote Gaspar de Coligny pasó a formar parte del
Consejo Real. Pronto se ganó la voluntad del joven rey Carlos,
deseoso de sacudirse el dominio de su madre. Coligny comenzó a
reclutar tropas para emprender la guerra. Entre ataques de unos y
otros, se desencadenó la “matanza de San Bartolomé, en donde se
asesinó a muchos hugonotes.
Quinta guerra: comenzó la Quinta Guerra de Religión, con la
evasión de Condé de la Corte en la que se hallaba en libertad
vigilada desde la Matanza de San Bartolomé. Condé invadió el país
desde la frontera con el Sacro Imperio al mando de un ejército
mercenario prestado por el conde palatino del Rin, Juan Casimiro.
La quinta Guerra terminó cuando el Rey aceptó el Edicto de
Beaulieu. La Paz de Bergerac puso fin a la sexta guerra.
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En 1579 estalló nuevamente el conflicto. La guerra concluyó con la
toma de Cahors por parte de Enrique de Navarra y se firmó la Paz
de Fleix, dando fin a la séptima guerra.
La lucha sucesoria por la corona desencadenó una nueva guerra, la
más larga y encarnizada de todas las Guerras de Religión, la
conocida como "Guerra de los tres Enriques”, puesto que en
ella combatieron Enrique III, Enrique de Navarra y Enrique de
Guisa.
Bibliografía
Biblioteca Cervantes.
Enciclopedia universal Espasa.
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