Dpto. Religión

4º ESO

Curso 2008/09

AÑO 1517 / COMIENZA LA EVANGELIZACIÓN DEL EXTREMO ORIENTE.

 

                                                                                                                

Ciertamente, la evangelización de Asía comenzó de la mano de los propios Apóstoles, aunque habría que decir que el mismo Hijo de Dios fue el primero que enseñó el Evangelio a los habitantes de Asía.

Pero aquí nos detendremos en la penetración cristiana del siglo XVI.

Esta nueva penetración cristiana va íntimamente ligada a la acción de los Patronatos ibéricos, sobre todo el de Portugal, en todas sus relaciones con el Extremo Oriente: Indonesia, India, Indochina, Japón y China. Asimismo en parte con el Patronato español, cuyas expediciones, procedentes de México, establecerían su centro de colonización y de evangelización en las Filipinas, y desde ellas irradiarían su acción a parte de Indonesia actual, del Japón, de China y de Indochina, sin olvidar Siam.

La responsabilidad principal recaería sobre el Patronato portugués, teniendo en cuenta que para la obra de la evangelización actuaba con comisión o delegación de la Santa Sede. Desde un primer momento comenzaban su labor de evangelización los mismos capellanes de las naos portuguesas, a los que seguirían en seguida nuevas levas de misioneros, particularmente franciscanos, dominicos, agustinos y jesuitas. El centro de operaciones estaba en Goa, que vino a ser la capital de todo el Imperio portugués del Extremo Oriente. La acción misionera tomaría particular relieve a partir de la llegada de S. Francisco Javier a la India con los miembros de la recién fundada Compañía de Jesús.

En lo que es actualmente la India y el estado de Pakistán, pueden considerarse diversas clases de misión. Primero la actividad con los llamados Cristianos de Santo Tomás en la costa del Malabar, donde se hizo canónicamente la unión con Roma en el sínodo de Diamper, y se organizó una jerarquía latina, a pesar de ser una Iglesia de rito oriental, con sede primero en Angamale y luego en Cranganor, y cuyo primer obispo latino fue el jesuita español P. Francisco Ros. Luego las misiones de la India oriental, comenzando primero por la evangelización de los habitantes de la costa llamada de la Pesquería y Cabo de Comorín, muchos de los cuales emigrarían hacia el interior y región oriental, dando pie al establecimiento de diversas misiones: la del Maduré, donde tendría lugar luego de comenzada la llamada Controversia de los Ritos Malabares; la de Marava, donde se distinguiría y moriría mártir S. Juan de Britto; la de Mysore; la de Karnatic o Karnática; la de Bengala, donde con los jesuitas trabajaron también franciscanos, agustinos y dominicos; y finalmente la de Birmania. De la India se atendía asimismo a la isla de Ceilán, cuya evangelización deberá ser considerada en tres periodos sucesivos, el portugués de 1505 a 1658, luego el holandés, y posteriormente el británico, hasta su independencia.

S. Francisco Javier

Dentro de la India, en la región más interior, la célebre misión llamada del Gran Mogol, de la que fue héroe y fundador el español P. Jerónimo Javier, sobrino de S. Francisco Javier, misión establecida en 1595 tras dos tentativas fallidas anteriores, y que se distinguió en sus principios por su actividad en la corte, con pocos resultados por cierto. De ella partió el jesuita Bento de Goes, a través del corazón de Asia, en busca del legendario Kathay (sería China), y en relación con ella estarían unos primeros intentos de evangelización de la región del Tibet. A la región de la actual Indonesia, puede referirse en parte el apostolado ejercido en la península y ciudad de Malaca, y la evangelización de las Molucas, con intervención de misioneros del Patronato español radicado en Filipinas, y de las islas de Java, Sumatra, C6lebes, islas de la Sonda, Borneo y Timor.

La misión del Japón fue iniciada por S. Francisco Javier en 1549 y, tras un periodo de relativo esplendor, entró en una época de persecuciones sangrientas con abundancia de mártires. China tuvo tentativas de evangelización por parte de misioneros de ambos patronatos: agustinos, franciscanos y dominicos procedentes de las Filipinas, y jesuitas del Patronato portugués, que al fin pudieron adentrarse hasta Pekín bajo la dirección del italiano P. Mateo Ricci. Unos 50 años después llegarían dominicos y franciscanos españoles desde las Filipinas.

Bibliografía

Enciclopedia GER