Introducción
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Participantes -
Temas tratados - Bibliografía
El
Segundo Concilio Lugdunense se organizó en la catedral de Lyon
(Francia) entre el 7 de mayo y el 17 de julio de 1274.
Está
considerado por la Iglesia católica como el XIV Concilio
Ecuménico, y el sexto de los celebrados en Occidente.
Los
temas principales que fueron tratados en el concilio hicieron
referencia la unión con la Iglesia Ortodoxa y el sistema de
elección papal.
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Gregorio X |
Participantes
La
participación por lo general fue muy numerosa, sin embargó; no
superó los números elevados del de Letrán.
Fue
convocado en 1272 por el Papa Gregorio X. El concilio se
desarrolló en seis sesiones a las que asistieron unos quinientos
obispos, sesenta abades y más de mil prelados o sus procuradores
entre los que destacaron San Buenaventura que falleció durante
unas de las sesiones. En cambio, no pudo intervenir uno de los
santos mas inteligentes y reconocidos de toda la historia, santo
Tomás de Aquino, que falleció mientras viajaba al concilio.
También estuvieron presentes Jaime I de Aragón, el embajador del
emperador Miguel con miembros del clero griego, y los embajadores
de los reyes de Alemania, Inglaterra, Escocia, Francia, Sicilia
entre otras monarquías, que por primera vez aparecían
representadas por como tales en un concilio ecuménico.
Fue
trascendental la presencia de los embajadores del Khan de los
Tártaros cuyo reino, que está situado a espalda del Islam.
Temas
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Unión ortodoxa
El
Concilio celebró sus sesiones el 18 de mayo, el 7 de junio, el 6
de julio, el 16 y el 17 de julio de 1274. Fue en la sesión del 6
de julio cuando se realizó la unión con los griegos. El Emperador
Miguel Paleólogo había dado instrucciones muy precisas a su
delegación con el fin de restablecer la comunión entre las dos
iglesias. Los motivos que él tenía no sólo eran religiosos sino
que también había razones políticas. De hecho, lo contencioso no
fue estudiado a fondo, y los delegados del Basileus aprobaron sin
discusión real la profesión de fe que se les había presentado y
que contenía el reconocimiento del primado del Papa, el principio
de la apelación a Roma como recurso supremo en materia
eclesiástica, la mención del nombre del Sumo Pontífice en la
liturgia.
Aceptaron la fórmula de los latinos sobre la procesión del
Espíritu Santo, es decir, la adición en el Credo del Filioque.
En este mismo día, el 6 de julio, cantaron en la misa solemne el
Credo en griego y en latín con esta fórmula. Sin embargo,
consiguieron, después de haber indicado que consideraban esta
fórmula perfectamente legítima, mantener la formulación anterior
de su Credo. El único elemento positivo, del que en el siglo
siguiente el card. Bessarion sacará el argumento definitivo en
favor de la unión, fue que en el can. I se recordaba que los
padres griegos y latinos habían enseñado la misma doctrina sobre
la procesión de la tercera Persona de la Trinidad. Sin embargo,
este decreto de unión no iba a ser duradero, pues el episcopado
bizantino, muy reticente desde el principio, no lo aceptó,
pensando que la delegación enviada por el Basileus había sido poco
representativa, y poco serias las discusiones que habían tenido
lugar sobre lo contencioso que separaba a los griegos y a los
latinos. Además, el Papa no prestó al Basileus el apoyo suficiente
que éste esperaba y el Concilio de Unión no tuvo ningún efecto en
la realidad.
Se procedió a dar
normas para la elección del Papa |
- Sistema de
elección papal
Si el aspecto principal del Concilio
fue la unión de los griegos con la Iglesia católica, hubo otros
aspectos que, aunque fueron menos espectaculares, no por eso
fueron menos importantes.
El 1
de noviembre 1274, tres meses después de la clausura del Concilio,
Gregorio X promulgó la colección de los 31 cánones que la asamblea
había adoptado. El canon 2 revestía una gravedad particular,
porque determinaba los detalles de la elección pontificia y
acentuaba la rigidez de la clausura de los cónclaves. Excepto
algunas modificaciones de detalle, este canon permanece todavía en
vigor. Preveía que diez días después de la muerte del Sumo
Pontífice, los cardenales se reunirían para elegir al sucesor en
un lugar totalmente separado del mundo exterior. Para evitar que
la sede estuviera vacante durante demasiado tiempo, se había
prescrito que si no habían hecho la elección al cabo de tres días,
no recibirían nada más que un plato a mediodía y por la tarde.
Cinco días más tarde, el plato único sería reemplazado por pan,
vino y agua. Además, estaba previsto que durante la duración del
cónclave no percibirían las rentas que sacaban de la Sede durante
la vacancia. De este modo se tomaron todas las disposiciones
materiales para acelerar la elección, pues Gregorio X se acordaba
del interregno de tres años que había precedido a su propia
elección.
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Bibliografía
Gran Enciclopedia Rialp
Wikipedia
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