Nacido con el nombre de
Odo en
Lagery, cerca de
Châtillon-sur-Marne (Francia) en 1042, era de ascendencia noble.
Cursó educación eclesiástica e ingresó en la Orden Benedictina,
desempeñando su primer cargo como archidiácono de Reims. Bajo la
influencia de su maestro, Bruno de Colonia, ingresó en el
monasterio de Cluny, del que llegó a ser prior. En 1078, el Papa
Gregorio VII le llamó a Italia, donde fue nombrado cardenal obispo
de Ostia. También se convirtió entonces en asistente y principal
consejero del Papa.
El entonces Odo de Lagery
se destacó desde el primer momento como uno de los más firmes
defensores de las Reformas Gregorianas, especialmente desde los
puestos como diplomático de Roma en Francia y Alemania que
desempeñó entre 1083 y 1085. Su primer choque con el emperador de
Alemania se produjo en 1083, cuando Enrique IV le mandó encarcelar
durante un breve periodo de tiempo. Destacado en Sajonia en 1085,
se encargó de que la mayoría de las sedes fueran ocupadas por
clérigos partidarios de Gregorio.
Ya entonces se le comenzó
a considerar uno de los posibles sucesores de Gregorio VII, aunque
a la muerte de éste, en 1086, el elegido para sucederle fue
Desiderio, abad de Montecassino, que dirigió la Iglesia de Roma
bajo el nombre de Víctor III durante los dos años siguientes y con
quien Odo de Lagery se había enfrentado en un principio.
Finalmente, Odo fue elegido Papa por unanimidad el 12 de marzo de
1088, tras un pequeño concilio celebrado en Terracina, una
montañosa región situada a poca distancia de Roma. Se dice que
tanto Gregorio VII como Víctor III, con el que se había
reconciliado, le propusieron como su sucesor antes de morir. En su
proclamación eligió el nombre de Urbano II. |
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En
febrero del año 1095, el Papa Urbano II recibió la petición de
ayuda del emperador de Oriente Alejo. No esta claro que Bizancio
se encontrase en verdadero peligro, otras teorías sugieren que el
verdadero fin de la petición fuese el querer aprovecharse de las
divisiones entre los selyucidas para sacar partido a favor de
Bizancio.
La idea
entusiasmo a Urbano II desde el primer momento, por lo que convoco
un concilio (el de Clermont) para el mes de noviembre de ese mismo
año. Al término de este, Urbano II pronunció un inspirado discurso
exhortando a toda la cristiandad a sumarse a la expedición que
tenia como objetivo arrebatar Jerusalén a los musulmanes, y para
ello tenían que pasar por Bizancio y ayudar al Emperador Alejo.
Todos aquellos que quisieran ir tenían que jurar un voto de
peregrinaje que les comprometiese a seguir a Dios hasta el final o
bien hasta la muerte. En compensación, la iglesia asumía el
control de sus tierras y garantizaba el perdón de sus pecados.
La
fecha de partida se puso el 15 de agosto del 1096, desde las
proximidades de Constantinopla. La llamada papal desencadeno una
euforia generalizada: la multitud bramaba “¡Dios lo quiere!”.
Para
ver un completo trabajo sobre la Cruzadas (cruzadas)
Bibliografía
Enciclopedia GER |