Dpto. Religión

4º ESO

Curso 2007/08

AÑOS 1198-1216 / PONTIFICADO DE INOCENCIO III

 

                                                                                                                

De nombre Lotario, nació en Gavignano (Segni) en 1160 ó 1161. Su padre, Trasmondo, pertenecía a la nobleza local, y su madre formaba parte de una noble familia romana. Comenzó su educación en Roma, para estudiar después Teología en París y Derecho Canónico en Bolonia. Vuelto a Roma, es promovido al cardenalato por Clemente III y desarrolla una importante actividad en la curia hasta la muerte de Celestino III y su consiguiente elección al pontificado el 8 de enero de 1198. Murió en Perugia el 16 de julio de 1216. Con anterioridad a su elección había escrito dos obras importantes: De contemptu mundi sive de miseriis humanae conditionis (Del desprecio del mundo o de las miserias de la condición humana) y De sacro altaris mysterio (Sobre el sagrado misterio del altar). Se trata de un comentario ascético sobre la limitación humana, y de un estudio teológico sobre la Santa Misa, que ejercieron un influjo doctrinal importante hasta el siglo XVI.

Inocencio III

Ya siendo Papa, su actividad literaria se manifiesta en opúsculos, sermones y, sobre todo, en sus numerosas cartas, que tratan de múltiples cuestiones de Teología y Derecho. Recopiladas las más importantes en 1210, formaron la primera colección oficial de Decretales.

Ya en los primeros actos de su pontificado se propuso como primer objetivo de su gobierno el logro de una pureza doctrinal y de costumbres que permitiera a la Iglesia (y más concretamente a los clérigos) preparar la instauración del reino de Dios. A este fin intenta en primer lugar, inspirándose en la doctrina de S. Bernardo, la reforma de la Curia Romana, denunciando el lujo de los cardenales y las apetencias de los funcionarios inferiores. Promovió también la reforma de los monasterios y favoreció las nuevas fundaciones religiosas más adaptadas a las necesidades de la época: así aprobó la Orden del Espíritu Santo, dedicada a la asistencia de los enfermos y pobres, la de los Trinitarios, Canónigos Regulares, etc. Pero, sobre todo, merece destacarse en este punto su apoyo a las fundaciones de S. Domingo, y S. Francisco: al primero sugiriéndole la idea de la Orden de los Predicadores contra los herejes de Francia; al segundo dándole facultad de predicar y una aprobación oral de su modo de vida.

Las guerras contra infieles y herejes. Desde el principio de su pontificado, trató de unir las voluntades de los príncipes cristianos, de la nobleza y del pueblo para organizar la cruzada que permitiera liberar Tierra Santa, después de la caída de Jerusalén en 1187 y el fracaso de la tercera cruzada. La tenacidad del Papa logró reunir en 1202 un ejército importante, que fue empleado dolosamente por los venecianos para dirigirse contra Zara y más tarde contra el Imperio de Constantinopla. Inocencio III deploró vivamente los excesos de los cruzados, pero consintió en la instauración del Imperio latino, creyendo que facilitaría la conquista de Jerusalén, a la que el Papa impulsaba con admirable constancia; mas nunca pudo ver hecho realidad este proyecto, que continuó acariciando hasta la hora de su muerte. Mejores resultados obtuvo el proyecto de cruzada en tierras castellanas: en 1210 Fernando -primogénito de Alfonso VIII- toma la iniciativa de escribir al Papa para comunicarle su intención de expulsar a los infieles del reino paterno, al tiempo que demanda la intervención de la Santa Sede para obtener ayuda en la empresa. Inocencio III acogió el proyecto con entusiasmo y, gracias a la eficacia de sus gestiones, Pedro II el Católico de Aragón, Sancho VII el Fuerte de Navarra, y tropas de Portugal y Francia se unieron al ejército de Castilla.

En la Francia meridional, la herejía cátara y valdense, que desde mediados del suglo XII se mostraba especialmente arraigada y peligrosa, indujo a Inocencio III a combatir las causas que la favorecían, promoviendo la reforma del clero y la guarda de la pobreza especialmente a través de la predicación de S. Domingo y sus frailes. Lo escaso de los resultados y el asesinato del legado papal Pedro de Castelnau inclinó al Pontífice a demandar en 1208 el apoyo del brazo secular, para reprimir el peligro que amenazaba a la unidad de la Iglesia. Los barones del Norte de Francia, dirigidos por Simón de Monfort, se enrolaron en la cruzada, deseosos de apoderarse de los dominios de Raimundo VI, conde de Tolosa. La cruzada se transformó así en una guerra sangrienta, que el Papa no pudo evitar.

Conversión de los pueblos paganos: en el Norte de Europa, en las regiones de Finlandia, Prusia y Livonia, los misioneros enviados por Inocencio III organizaron las iglesias. También se dirigió a Rusia para obtener la unión con Roma, aunque sin resultados prácticos; sin embargo, por breve tiempo, fue restablecida la unidad con Bulgaria, cuyo soberano ofreció al Papa su corona como vasallo de la Santa Sede.

 

Bibliografía

Gran Enciclopedia GER