Dpto. Religión

4º ESO

Curso 2008/09

AÑOS 1958 - 1963 / PONTIFICADO DE JUAN XXIII

Pablo Senosiain

                                                                                                       

Angelo Giuseppe Roncalli nació el 25 de noviembre de 1881, en Sotto il Monte cerca a Bergamo, al norte de Italia. Hijo de un labrador, pertenecía a una familia humilde y muy numerosa: él era el tercero de trece hermanos

En su infancia, conjugando sus estudios con los trabajos agrícolas, Angelo asistió a la escuela de su pueblo. Cumplidos los 17 años, al escuchar el llamado de Dios para servirle como sacerdote, ingresó al seminario en Bergamo. Debido a su buen aprovechamiento, le fue concedida dos años más tarde una beca, que le permitió continuar sus estudios teológicos en el Instituto San Apolinar, en Roma. En 1904 terminaba sus estudios de teología, siendo ordenado ese mismo año. Su primera misa la oficiaría en la Basílica de San Pedro, en Roma.

Pronto volvió a su diócesis, en Bergamo, donde trabajó como secretario de su obispo (1905-1914). Al mismo tiempo se desempeñaba como profesor de historia de la Iglesia y de apologética en el Seminario de su ciudad.

Juan XXIII

La primera guerra mundial interrumpió sus labores habituales, pues fue llamado a dar su apoyo en la pastoral sanitaria, siendo incorporado posteriormente al cuerpo de capellanes militares.

Terminada la guerra, el padre Roncalli volvió a sus antiguas ocupaciones, aunque pocos años más tarde, en 1921, el Papa Benedicto XV lo llamó a Roma para trabajar en la Congregación para la propagación de la Fe.

En 1925 recibía la ordenación episcopal de manos de S.S. Pío XI, quien desde entonces lo introduciría a las tareas diplomáticas nombrándolo Visitador Apostólico -y desde 1931, Delegado Apostólico— en Bulgaria.

Nueve años después, en 1934, sería nombrado Delegado Apostólico para Grecia y Turquía. Su lugar de residencia, hasta 1937, sería Estambul, y posteriormente, Atenas. En esta última ciudad pasaría la mayor parte de la segunda guerra mundial, donde con ayuda de la Santa Sede y en contacto estrecho con la Iglesia Ortodoxa, se dispuso a prestar una significativa ayuda a la población nativa.

Su fructífera labor en Estambul hizo que Pío XII le enviase como Nuncio a Francia, en diciembre de 1944. Sus denodados esfuerzos por apoyar al episcopado local le permitieron a la vez desarrollar nuevos métodos pastorales. Como Nuncio intercedió para que los prisioneros de guerra recibiesen un trato digno, logrando que aquellos que se preparaban para el sacerdocio, pudiesen seguir sus cursos de teología en Chartres.

En 1952 fue nombrado Observador Permanente de la Santa Sede ante la ONU.

En enero del año siguiente fue nombrado cardenal y patriarca de Venecia, en donde, paternal y bondadosamente, siempre espontáneo y cercano en el trato con la población y con el clero, con un notable celo pastoral supo conducir a la grey encomendada a su cuidado por el camino de la virtud cristiana.

 Su pontificado

El cardenal Angelo Giuseppe Roncalli contaba con 76 años cuando el 28 de octubre de 1958 era elegido para suceder en la sede petrina a Pío XII.

 A pesar de su edad —por la que muchos quisieron considerar su pontificado como uno "de transición"— Juan XXIII se preparaba para asumir un gran reto: convocar un nuevo Concilio Ecuménico, lo que tomó por sorpresa a más de uno.

El espíritu de su pontificado fue definido por él mismo en junio de 1959, con el término: aggiornamento, que se esclarecerá mejor en el radiomensaje Ecclesia Christi lumen gentium, del 11 de setiembre de 1962, en vísperas de la apertura Concilio. Era el deseo del nuevo Papa y de la Iglesia toda prepararse para responder con fidelidad a los nuevos desafíos apostólicos del mundo moderno.

Así, pues, el "Papa bueno", un 25 de enero de 1959 (poco más de dos meses de iniciado su pontificado), tomaba por sorpresa a propios y extraños convocando a todos los obispos del mundo a la celebración del Concilio Vaticano II.

 La apertura eclesial al mundo se muestra con claridad en sus encíclicas, siempre dejando en claro que ello no significaba en absoluto ceder en las verdades de fe. «Esta doctrina es, sin duda, verdadera e inmutable, y el fiel debe prestarle obediencia, pero hay que investigarla y exponerla según las exigenciasde nuestro tiempo. Una cosa, en efecto, es el depósito de la fe o las verdades que contiene nuestra venerable doctrina, y otra distinta es el modo como se enuncian estas verdades, conservando, sin embargo, el mismo sentido y significado».

Dentro de este espíritu de apertura en fidelidad a la doctrina de siempre, el Papa Juan XXIII se esforzó también en buscar un mayor acercamiento y unión entre los cristianos. Su encíclica Ad Petri cathedram (1959) y la institución de un Secretariado para la Promoción de la Unión de los Cristianos fueron hitos muy importantes en este propósito.

Pronto el Papa Juan XXIII se enteraba de su mortal enfermedad que, asociándolo a la Cruz del Señor, le llevaría por un largo camino de pasión, ofrecido por toda la Iglesia.

 El 23 de mayo de 1963 se anunciaba públicamente la enfermedad del papa (cáncer de estómago). Murió en Roma el 3 junio de 1963. Su muerte suscitó una profunda tristeza en el mundo entero, lo que manifestó manera en que este Papa se hizo querer en tan poco tiempo.

Fue sucedido por Pablo VI quien en 1965 iniciaría su proceso de beatificación después de la clausura del Concilio Vaticano II. Juan XXIII fue beatificado por Juan Pablo II.

 

      Bibliografía

- Gran enciclopedia GER