Breve biografía de Pío XI;
Condena del comunismo;
Condena del
fascismo italiano;
Condena del nazismo alemán;
La persecución
de la Iglesia en España;
Bibliografía
Pío XI |
Breve biografía de Pío XI
Achille Ratti nació
en Desio, no lejos de Milán, el 31 mayo 1857, siendo cuarto y
penúltimo hijo de Francesco Ratti y Teresa Galli. El padre,
director de una pequeña industria textil, podía asegurar a la
familia un modesto bienestar.
Ingresó en el
seminario menor de S. Pedro Mártir en Seveso. Era un joven de
aguda inteligencia y tenacidad: sus estudios secundarios y los
teológicos fueron brillantísimos. El 30 diciembre 1879 fue
ordenado sacerdote. En la Universidad Gregoriana consiguió el
título de doctor en Derecho canónico en 1882; y el mismo año
pudo doctorarse en Teología en la Universidad estatal italiana
de la Sapienza. También en 1882, obtuvo la licenciatura en
Filosofía en la Academia S. Tomás de Aquino, instituida desde
hacía poco por León XIII para reanimar los estudios tomistas. |
En posesión de todos
estos títulos académicos, el joven don Aquiles volvió a Milán,
donde, por algún tiempo, rigió una parroquia, dedicándose siempre
al estudio, aunque sin descuidar, tampoco, el ejercicio físico:
era gran amante de la montaña y de las escaladas.
En 1888 comenzó para él
la vida de bibliotecario, cuando fue llamado a formar parte de los
doctores de la Biblioteca Ambrosiana. En 1907 llegó a ser prefecto
de la biblioteca.
En 1912 fue llamado a
Roma, para suceder en la prefectura de la Biblioteca Vaticana al
P. Ehrle, al que S. Pío X había elevado al cardenalato; a la vez
fue nombrado canónigo de S. Pedro y Protonotario Apostólico.
Actividad diplomática.
En 1918, al final de la I Guerra mundial, Benedicto XV le nombró
Visitador Apostólico en la resurgida Polonia, donde se planteaban
problemas no fáciles de reorganización eclesiástica. Mons. Ratti
dio a esta misión un carácter esencialmente pastoral, aun
recogiendo y transmitiendo a la Santa Sede los elementos de juicio
necesarios para la reorganización de las diócesis. En julio 1919
fue nombrado Nuncio Apostólico en Polonia y el 28 octubre, en
Varsovia, recibió la consagración episcopal.
Los tiempos eran
difíciles y había sobre el tapete problemas espinosos. La cuestión
de la Alta Silesia, región disputada entre Alemania y Polonia, y
cuya suerte fue decidida por un plebiscito, le proporcionó graves
amarguras. Más tarde llegaron las horas dramáticas de la ofensiva
soviética sobre Varsovia. El cuerpo diplomático había abandonado
la capital, siguiendo al gobierno, que se había trasladado a otro
lugar; pero el Nuncio permaneció en su puesto y esta presencia
suya (en su tiempo muy discutida en los ambientes políticos y
diplomáticos) animó a la población y la dio la sensación de no
estar abandonada del todo. El 15 agosto 1920, la contraofensiva
dirigida por el general francés Weygand obligó a los soviéticos a
retirarse.
Arzobispo de Milán.
Benedicto XV llamó a Mons. Ratti para ocupar la sede de Milán y
fue elevado a la dignidad cardenalicia en el consistorio del 13
junio 1921. Pero el suyo fue un episcopado breve: el 22 de enero
Benedicto XV moría y, en un cónclave que duró cuatro días (2-6
feb.), el cardenal Ratti era elegido Pontífice romano.
Primeros momentos de su
Pontificado. El nuevo papa impartió la bendición Urbi et Orbi
desde el balcón exterior de la basílica de San Pedro. Antes de
realizar tal gesto, que suscitó en su tiempo una profunda
impresión, había explicado a los miembros del Sacro Colegio que
deseaba ofrecer una prenda de paz «no solamente a Roma e Italia,
sino a toda la Iglesia y al mundo entero». Éstas venían a ser las
grandes líneas del programa de su pontificado, que fue expuesto
algunos meses más tarde en la primera encíclica, la Ubi arcano Dei,
publicada con fecha 23 dic. 1922.
Condena del comunismo
El inicio del siglo XX
se vio convulsionado por el estallido de diversas revoluciones que
proclamaban el enfrentamiento entre los seres humanos –la lucha de
clases, el aniquilamiento de los contrarios- como única forma de
liberación, y que adoptaron un espíritu especialmente materialista
y antirreligioso, específicamente anticristiano, ya que la Iglesia
proclamaba el Amor como única forma de salvación.
La primera y más
importante de ellas llegó con el golpe de Estado de octubre de
1917, que permitió a Lenin hacerse revolucionariamente con el
poder en Rusia e implantar el comunismo. Fue la ocasión de
aplicar la ideología atea y antirreligiosa que se encuentra en
la entraña del marxismo: en 1918 se iniciaba en Rusia una dura
persecución contra la Iglesia ortodoxa rusa, y, si
inicialmente los católicos fueron menos perseguidos –debido al
menor número de fieles-, desde 1923 las leyes antirreligiosas
alcanzaron con toda intensidad a la Iglesia católica.
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Lenín |
En 1927, gobernando
Stalin, la jerarquía católica quedó extinguida en la URSS mediante
deportaciones, fusilamientos y expulsiones.
En el plano doctrinal, Pío XI, desde los primeros momentos de su
pontificado, se ocupó del comunismo para condenar con energía sus
errores doctrinales, que lo hacían incompatible con el
cristianismo. Pero fue la intensidad de la persecución religiosa
en España y en México, así como la terrible situación en Rusia, lo
que empujó al Papa a renovar la condena del comunismo ateo
mediante la encíclica Divini Redemptoris, en 1937, en los
términos siguientes:
“El comunismo bolchevique y ateo” es la causa de que pueblos
enteros estén “en peligro de caer de nuevo en una barbarie peor
que aquella en que aún yacía la mayor parte del mundo al aparecer
el Redentor”. Su éxito se debe, explica el Papa, a su “idea de
falsa redención”, que contiene un “pseudoideal de justicia, de
igualdad y de fraternidad”; pero también se debe ese éxito “a la
defectuosa distribución de los bienes de este mundo” y a que “los
trabajadores estaban ya preparados por el abandono religioso y
moral en el que los había dejado la economía liberal”.
En la parte final de la encíclica, el Papa subraya de nuevo la
primacía del valor de la persona humana y la urgencia de construir
“un orden social cristiano”, tarea para la cual se convocaba una
vez más a Acción Católica.
La Quadragesimo anno fue una alternativa social a la
lucha de clases y al capitalismo: La doctrina social de la Iglesia
toma especial relevancia en la encíclica de Pío XI Quadragesimo
anno (1931) que conmemoraba los cuarenta años de la Rerum novarum
de León XIII. Pío XI plantea una alternativa a la lucha de clases
y al capitalismo: una justicia social basada en los principios del
Evangelio, manifestado a través de la paz y de la justicia, de la
solidaridad, del bien común, de la subsidiariedad, del derecho a
la propiedad, del derecho de asociación y del papel fundamental de
la familia en la sociedad.
Mussolini y
Hitler |
Condena del fascismo
italiano
El fascismo fue una doctrina política de signo totalitario que
estuvo vigente en Italia entre las dos guerras mundiales del siglo
XX.
Mussolini gobernó al principio de manera constitucional,
encabezando una coalición de partidos, pero pronto se deshizo de
los obstáculos que ponían freno a su autoridad e implantó una
dictadura. Todos los partidos políticos, excepto el Partido
Fascista, fueron prohibidos y Mussolini se convirtió en el Duce
(el líder del partido). Se abolieron los sindicatos, las huelgas
fueron prohibidas y los opositores políticos silenciados.
Su conflicto con la Iglesia se produjo cuando –coherente con
su visión totalitaria- intentó controlar por completo la
formación de la juventud italiana. Debido a ello entró en
colisión con la Acción Católica (1931). En la encíclica Non
abbiamo bisogno, Pío XI hizo una completa defensa de la
libertad de la Acción Católica y denunció los abusos de
Mussolini. |
En el haber de Mussolini está la firma de Pío XI de los Pactos
Lateranenses por los que nacía el Estado de la Ciudad del
Vaticano, solución que garantizaba a la Santa Sede un mínimo de
territorio soberano para hacer posible su independencia frente a
los demás Estados.
Los pactos lateranenses fueron un tratado firmado en 1929 entre el
Estado italiano y la Santa Sede por el que se creaba el Estado
vaticano, con plena soberanía sobre un pequeño territorio, lo que
garantizaba su independencia.
Condena del nazismo alemán
El nazismo fue una doctrina política de signo totalitario y
racista que lideró Adolf Hitler en Alemania y que provocó la
Segunda Guerra Mundial en el siglo XX.
En Alemania, los problemas de la Iglesia fueron más graves por el
mayor fanatismo totalitario y pagano del nazismo. El
enfrentamiento se inició ya en 1933, al condenar con valentía la
jerarquía católica las horrendas leyes nazis sobre esterilización
de ciertos grupos sociales y se agravó al comenzar la persecución
contra los judíos a la que también se opuso.
En 1936 el choque fue ya frontal. Pío XI decidió redactar y
publicar en alemán su encíclica Mit brennender Sorge, de
1937, donde condenaba sin paliativos la entraña doctrinal
totalitaria y racista del nacionalsocialismo alemán. Con plena
razón podría decir Pío XII en 1939, aludiendo a este valiente
documento de su predecesor: “Nadie podría acusar a la Iglesia de
no haber denunciado y señalado a su tiempo el verdadero carácter
del movimiento nacionalsocialista y el peligro en que él ponía a
la civilización cristiana”.
La persecución
de la Iglesia en España
El final del pontificado del papa Pío XI coincide con la Guerra
Civil librada en España entre los años 1936 y 1939. La difícil
situación de la Iglesia española comienza en 1931 con la quema de
conventos, pero es durante la contienda cuando la persecución se
endurece, especialmente en sus primeros meses. Fueron asesinados
un tercio de los obispos, el 13% de los sacerdotes, el 23% de los
religiosos e innumerables fieles. Fue también muy marcada la
persecución que se realizó contra las cosas sagradas: destrucción
de Iglesias y de conventos (más de 20000), imágenes y objetos de
culto. Muchos de los mártires de la persecución religiosa en
España han sido elevados a los altares por San Pablo II.
Bibliografía
- Libro
de religión Kairos 4º ESO – Casals
- Enciclopedia Larrousse
- Enciclopedia GER |