El índice del trabajo es: breve
biografía de Diocleciano;
la persecución y
la bibliografía.
Breve biografía de Diocleciano
Diocleciano nació en Dalmacia de muy baja cuna. Se enroló en el
ejército y pasó los primeros años de su vida en incesantes campañas a
lo largo de la frontera del Danubio, en la Galia y luchando contra los
persas. Desarrolló una extraordinaria carrera con los emperadores
Aureliano y Probo, y llegó a ser jefe de la guardia personal de
Numeriano durante su campaña pártica.
A la muerte de Numeriano por orden de Arrio Aper, Diocleciano
desenmascaró al usurpador y le mato. Las tropas le aclamarían como
emperador en el año 284 en la ciudad asiática de Nicomedia. El primer
objetivo de Diocleciano sería luchar contra Carino, proclamado
emperador de occidente. La batalla tuvo lugar en Moesia, donde
Diocleciano ganó a pesar de que su ejército era más débil. De esta
manera se convirtió en el único dueño del Imperio.

Las reformas de
Diocleciano y Constantino (284 - 337) |
Luego hizo a un camarada de armas, Maxiamino, césar y lo envió a
someter la rebelión de los bagaudas en la Galia. A su regreso
victorioso, Diocleciano lo hizo corregente.
Desde ese momento pondría en marcha uno de los programas reformadores
más importante de la historia romana, consiguiendo la restauración del
Imperio. Transformó el Estado en una monarquía absolutista . Consiguió
la recuperación de la agricultura, el comercio y la artesanía; puso en
marcha una necesaria reforma administrativa, dividiendo el Imperio en
96 provincias que se reunían en 12 diócesis; realizó la reforma
militar e importantes cambios fiscales y monetarios; revitalizó la
antigua religión romana y llevó a cabo la más dura persecución de los
cristianos realizada hasta el momento.
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Pero la gran aportación de Diocleciano será la instauración de la
tetrarquía al dividir el Imperio en cuatro partes dirigidas por dos
augustos y dos césares. Diocleciano, como augusto de Oriente quedó con
el gobierno de Tracia, Asia y Egipto; el cesar Galerio de la península
balcánica, excepto Tracia; el augusto de occidente, Maximiano, de
Italia, Hispania y África, y el césar Constancio Cloro de la Galia y
Britania. Cada augusto debía renunciar al poder a los 20 años para
cederlo al césar quien ocuparía el cargo de augusto y nombraría un
nuevo césar. De esta manera se garantizaba el orden de sucesión y se
eliminaban las usurpaciones.
Por lo tanto, el 1 de mayo del año 305 los augustos Diocleciano y
Maximiano dimitían y se dedicaban a la vida privada. Diocleciano se
estableció en el palacio que se había construido en Spalatum (actual
Split)en la Dalmacia, rechazando las invitaciones de Maximiano para
intervenir en la grave crisis manifestada tras su retirada, que
conducía a la guerra entre sus sucesores.
Murió, retirado en su villa en el año 313.
La persecución al
Cristianismo
Diocleciano llegó al poder
en 284, y
durante los dieciocho primeros años de gobierno, el emperador dejó
vivir en paz a la Iglesia.
¿Cómo explicar el brusco paso de una larga tolerancia a la más
resuelta y sistemática persecución? Parece ser que a ese cambio de
actitud contribuyeron una serie de factores, que hicieron cada vez más
mella en el ánimo de Diocleciano. Los consejeros paganos le llegaron a
persuadir de que su gran empresa regeneradora del Imperio sólo podría
considerarse definitivamente coronada con la
restauración de la religión oficial romana y para ello era necesario
la eliminación radical del Cristianismo. También influyó la
idea de que los cristianos, muy numerosos ya hasta en el propio
ejército, podían constituir un peligro interno por lo que había que
depurar las legiones. Parece muy probable que la influencia de Galerío,
enemigo acérrimo del Cristianismo y asociado por Díocleciano al poder
como su César, fuese una razón primordial de la reanudación de la
política de violencia contra la Iglesia.
La persecución de
Diocleciano fue planeada por la suprema autoridad imperial, que en
poco más de un año promulgó cuatro edictos sucesivos, en los
cuales se marca el ritmo creciente de la acción emprendida contra
la Iglesia. Un primer edicto de 23 de febrero del año 303 ordenaba
la destrucción de los lugares de culto y de los libros de las
Sagradas Escrituras, y la privación de derechos civiles a los
cristianos. Dos meses más tarde, en abril, unos disturbios
producidos en Siria y Mitilene, que se atribuyeron a los
cristianos, sirvieron de pretexto para un segundo edicto que
dispuso el internamiento en prisión de todo el clero, con el fin
de privar a los fieles de sus pastores. Un tercer edicto exigía a
los clérigos encarcelados que sacrificasen a los dioses: los que
accedieran serían libertados y se daría muerte a los que
rehusasen. Finalmente, un cuarto edicto publicado en marzo del 304
extendió la obligación de sacrificar a todos los cristianos. |

S. Barlaam, víctima de
la persecución de Diocleciano, martirizado por no ofrecer
sacrificios a los dioses. |
El rigor con que fueron aplicadas estas medidas varió de una a otra
región, como reflejo de la división del Imperio. En toda la parte
oriental la persecución fue muy dura, y también en las provincias
occidentales gobernadas por Maximiano. En cambio, la persecución
apenas se sintió en las Galias y en Britanía sujetas al César
Constancio Cloro, que veía con buenos ojos el Cristianismo y se limitó
a derruir algunos pequeños templos. En su balance final, la
persecución constituyó un rotundo fracaso. Hubo un cierto número de
lapsi -se llamó ahora traditores a los que entregaron, para su
destrucción, los libros sagrados-, pera en mucho menor proporción que
en la persecución de Decio.

Martirio de San
Vicente |
Fueron, en cambio,
muy numerosos los mártires y confesores. Entre aquéllos se cuentan
nombres famosos como los de Santa Inés, los santos médicos Cosme y
Damián, San Sebastián, etc. España fue quizá la región del
Occidente donde hubo mayor número de mártires, que fueron cantados
por el poeta Aurelio Prudencio. Destacaron entre ellos el diácono
Vicente y las dieciocho Mártires de Zaragoza y Santa Eulalia de
Mérida. La Iglesia salió fortalecida de la persecución, aunque
ésta se prolongase en la parte oriental del Imperio durante varios
años más, después de la abdicación de Diocleciano y Maximiano
(1-V-305). Era la última prueba de la Iglesia, en su lucha heroica
sostenida durante siglos con la Roma pagana, y a las puertas
estaba ya la definitiva libertad del Cristianismo. |
Bibliografía
- Orlandis, José; Historia de la Iglesia. La Iglesia Antigua
y Medieval.
- Las persecuciones cristianas en primeroscristianos.com
- Voz Domiciano
en wikipedia.org.
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