New Age

A la hora de hablar de la New Age, vemos preciso realizar algunas observaciones. Propiamente hablando no se trata de una secta, pero tampoco de una religión. La New Age constituye un fenómeno múltiple y cambiante, a menudo contradictorio en el que se quiere dar respuesta al vacío interior del hombre de nuestros días: ese hombre que dice no creer en nada.

Una "nueva" espiritualidad: se trata, por lo tanto, de una reacción antirracionalista , que no constituye un movimiento estructurado ni una ideología,  ni tampoco una iglesia o una religión, y tampoco una secta, sino una dispersa onda espiritualista que se ha dado  en llamar la Conspiración de Acuario.

Según los “conspiradores”, el mundo estaría entrando en una Nueva Era (New Age), superadora de la era cristiana o de Piscis (Ikhthys en griego significa “pez”, que es el antiguo símbolo de los cristianos). Estamos ante una nueva sensibilidad o una nueva forma de ver y entender la relación de la persona con el universo del que forma parte.

 Pero esta nueva espiritualidad no pasa por las confesiones religiosas que hasta hoy conocemos como tales, sino que descarta cualquier mediación institucional , colocando, en primer lugar, la relación personal con el misterio de lo sagrado.

 

Antecedentes: el Trascendentalismo es un movimiento de intelectuales norteamericanos del siglo pasado, en el que se encuentran adelantos de la Nueva Era, como por ejemplo una búsqueda de la interioridad y de las religiones orientales. Entre sus fundadores se encuentra Ralph Waldo Emerson; también se reconoce una influencia trascendentalista en el célebre poeta Walt Whitman.

En la década de los sesenta, entre los hippies ya están presentes algunos caracteres que pronto habrán de reconocerse como típicamente New Age: el misticismo, influjo orientalista, el regreso a la

 naturaleza (aunque con un matiz más romántico en los hippies y más ecológico en la New Age), y el recurso a la drogadicción (como experiencia religiosa), pero fundamentalmente el utopismo.

 En 1960 Jacques Bergier  y  Louis Pauwels publicaban  El retorno de los brujos, que se convirtió en un best seller y que constituyó una llamada de atención hacia lo irracional en un ámbito más amplio que el de los ambientes intelectuales.

 Por los mismos años, Luis Pauwels fundaba Plànete, una revista en la que se refleja una reconocible sensibilidad por las espiritualidades orientales, la parapsicología, las relaciones entre la ciencia y la conciencia religiosa, la vida extraterrestre, y todo el folklore que caracteriza hoy a la New Age

   En torno a 1962, Michael Murphy y Richard Price fundan en  Big Sur (California) el ESALEN INSTITUTE, de cuyos programas participan figuras como Abraham Maslow,  Gregory Bateson,  Fritjof Capra,  Arnold Toynbee, Fritz Perls, Will Schutz, Carl Rogers, Alan Watts, Margaret Mead, Linus Pauling, Paul Tillich y Aldous Huxley. Esalen junto con la FINDHORN FOUNDATION  en Escocia -impulsada por Peter y Ellen Caddy y Dorothy MacLean-  es considerada la principal matriz de la New Age en el mundo.

 Características o creencias de la New Age:

*emocionalismo:  Clima de exaltación emocional que otorga la primacía de lo sensible sobre la razón y el pensamiento lógico. La ingestión de drogas duras provoca experiencias de "salud" del alma.

*orientalismo: Principalmente el budismo zen y distintas prácticas y técnicas de meditación .

*milenarismo: Representa la creencia en la inminente llegada de un período histórico utópico que inauguraría un milenio de paz y felicidad, previo al fin del mundo.

*ocultismo: Movimiento caracterizado por un contenido mágico que refiere poderes o energías naturales y aún sobrenaturales, todavía inexploradas por la ciencia “oficial”. Se rescata la creencia de que es posible la comunicación no sólo con los muertos sino también con los seres extraterrestres o de civilizaciones imaginarias.

*subjetivismo: Este es quizá el rasgo fundamental de la New Age. No hay ya un Salvador: el Mesías está en cada uno.  La espiritualidad de la New Age lleva al sujeto a concentrase en sí mismo, para afirmar narcisísticamente el propio yo como única instancia unificadora: el yo es promovido al rango de ombligo del mundo.

*pelagianismo: Se trata de una antigua herejía, según la cual el hombre puede alcanzar la salvación por sus propios medios, sin necesidad del auxilio de la gracia divina.

 *sincretismo: El nuevo paganismo tiene características que se enmarcan en el contexto cultural de la posmodernidad. Entre los caracteres posmodernos pueden mencionarse: el desvanecimiento de las convicciones fuertes -como los dogmas- y el correlativo surgimiento de una sensibilidad light singularizada por la dispersión y la heterogeneidad.

   En la posmodernidad no hay creatividad, sino integración de caracteres culturales preexistentes: eso es el sincretismo. De este modo, la nueva espiritualidad incluye componentes del cristianismo, el budismo, el ocultismo, las antiguas religiones paganas como el druidísmo y el odinísmo, la astrología y el panteísmo.

*panteismo: La divinidad no es una persona, sino la expresión más elevada de la conciencia cósmica. La New Age promueve la búsqueda de un dios interior que es lo más profundo de nosotros mismos. El ser supremo no es algo distinto de la persona: nosotros somos Dios.

* psicologismo: La New Age pretende globalmente un bienestar psíquico y físico: algo así como una obsesión por el ámbito de lo corporal (regímenes alimentarios controlados, prácticas gimnásticas y deportivas, búsqueda del máximo goce sexual).

 *ecologismo: La conspiración acuariana propone un nuevo modelo de progreso que no sea destructor de la naturaleza. Hay una sacralización de la madre tierra. 

 

Juan Pablo II habla sobre la New Age

 En la visita ad límina de los obispos norteamericanos, el 28.V.1993, el Santo Padre hizo referencia a la New Age en los siguientes términos:

   “La relación del hombre con Dios y la exigencia de una experiencia religiosa constituyen el punto crucial de la crisis profunda que afecta al espíritu humano.

    Mientras sigue avanzando la secularización de muchos aspectos de la vida, hay una nueva demanda de espiritualidad, como lo muestra la aparición de muchos movimientos religiosos y terapéuticos, que pretenden dar una respuesta a la crisis de valores de la sociedad occidental.

   Esta inquietud del homo religiosus produce algunos resultados positivos y constructivos, como la búsqueda de un nuevo significado de la vida, una nueva sensibilidad ecológica y el deseo de ir más allá de una religiosidad fría y racionalista. Por otra parte, este despertar religioso trae consigo algunos elementos muy ambiguos, incompatibles con la fe cristiana.

   Muchos de vosotros habéis escrito cartas pastorales sobre los problemas que presentan las sectas y movimientos pseudorreligiosos, incluido el llamado New Age. Las ideas de New Age a veces se abren camino en la predicación, la catequesis, los congresos y retiros, y así llegan a influir incluso en los católicos practicantes, que tal vez no son conscientes de la incompatibilidad de esas ideas con la fe de la Iglesia.

   En su perspectiva sincretista e inmanente, estos movimientos pararreligiosos prestan poca atención a la Revelación; más bien, intentan llegar a Dios a través del conocimiento y de la experiencia basados en elementos que toman prestados de la espiritualidad oriental y de técnicas psicológicas. Tienden a relativizar la doctrina religiosa a favor de una vaga visión del mundo, que se expresa mediante un sistema de mitos y símbolos revestidos de un lenguaje religioso.

   Además, proponen a menudo una concepción panteísta de Dios, incompatible con la Sagrada Escritura y la tradición cristiana. Reemplazan la responsabilidad personal de nuestras acciones frente a Dios con un sentido del deber frente al cosmos, tergiversando así el verdadero concepto de pecado y la necesidad de la redención por medio de Cristo.”