El especialista en Psicología Clínica y Psicoterapia imparte sesiones en el grupo sobre el primer y único modelo de Inteligencia Emocional basado en la investigación neurológica
“Un alumno tiene que sentir las emociones desagradables”, es una de las afirmaciones con las que introdujo Roberto Aguado -especialista en Psicología Clínica y Psicoterapia, presidente del Instituto Europeo de Psicoterapia de Tiempo Limitado, director de los Centros de Evaluación y Psicoterapia, docente, autor y escritor, investigador y colaborador en diversos medios de comunicación- el modelo VEC (Vinculación Emocional Consciente). A su juicio, este abandono del confort por parte del niño o niña se debe a que sentir miedo, tristeza, asco o rabia es necesario para la supervivencia, ayuda en el aprendizaje para la vida, a interpretar el mundo y a desarrollarse como personas.
Aguado expuso estos argumentos frente a los equipos directivos del Grupo Educativo COAS congregados los pasados 4 y 12 de junio. Según explicó durante las sesiones, es algo que demuestra la ciencia, pues el modelo VEC es el primero y el único de Inteligencia Emocional basado en la investigación neurológica.
Fueron muchas las preguntas de los presentes que pudieron comprobar que el papel de los maestros y padres “no es tanto proteger a los alumnos y/o hijos como conseguir herramientas” para la gestión de las emociones. En este sentido, Aguado aseguró que “estamos llegando a una sociedad en la que los chavales solo pueden sentirse bien, pero hay estímulos ante los que tenemos que sentir rabia, tristeza, miedo o asco”. Porque, insiste, “no existen emociones malas o buenas, existen situaciones en las que debemos tener sensaciones agradables o desagradables”, es más,”yo quiero que mis hijos tengan rabia cuando alguien les humille, que tengan asco cuando les ofrezcan drogas o el agua esté intoxicada, o tristeza cuando muera un ser querido”.
Además, la tarea del profesor va más allá: debe ser capaz de “crear un buen clima en el aula”, uno que propicie el aprendizaje a través de las emociones que denomina como CASA (Curiosidad, Alegría, Seguridad, Admiración). Por otro lado, el docente adquiere una función más: la de ser un referente que mire a los alumnos y sienta apego y admiración por ellos.
Fueron unas sesiones muy participativas y repletas de ejemplos en las que también hubo tiempo para exponer los datos obtenidos en una investigación realizada en varios centros educativos. Las conclusiones extraídas en la misma concluyen que la eficacia para el aprendizaje en la escuela depende de la arquitectura y las aulas en un 12%; el 8% corresponde al nivel socioeconómico del alumno; el 62%, el clima en el aula; y el 18%, la relación entre alumno y profesor. Todo ello demuestra la importancia de incorporar proyectos y modelos que tengan como eje fundamental a los estudiantes, tareas que ya se llevan a cabo en nuestros centros.
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